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«Diálogo» y «debate» en la educación y en la política: Correa versus Moreno





Pancho Cajas (Ecuador)

Términos como «democracia», «cambio», «consenso», «participación», «diálogo», «debate», «consulta», «socialización», suelen usarse mucho en el mundo de la política, a menudo de manera laxa, simplista e incluso ad-hoc

«Diálogo» y «debate» son valorados en el campo educativo desde perspectivas pedagógicas progresistas e innovadoras. No necesariamente en el mundo de la política. En todo caso, ambas - educación y política - tienen dificultades para incorporar ambos - diálogo y debate - en sus prácticas.

Repaso aquí algunos usos de los términos «diálogo» y «debate» en la política ecuatoriana reciente, y específicamente en los gobiernos de Rafael Correa (2007-2017) y Lenin Moreno (2017-2022). 

Empiezo exponiendo, brevemente, algunas ideas sobre ambos conceptos. 

Diálogo y debate

El diálogo implica dos o más interlocutores interesados en comunicarse, los cuales se alternan el rol de emisor y receptor.

En el mundo de la educación, el diálogo es adoptado como principio y como método en pedagogías alternativas y liberadoras. La figura y el pensamiento de Paulo Freire aparecen estrechamente vinculados a la propuesta de un aprendizaje dialógico que cuestiona la relación asimétrica entre educador y educandos, el rol del educador como emisor y del educando como receptor.

La conversación es una de las formas que adopta el diálogo, la más común.

El debate también es un tipo de diálogo. Puede ser organizado y estructurado (con presencia de un moderador, temas y preguntas previamente definidas, etc.), semi-estructurado o informal. Lo característico del debate es poner en común y argumentar diferentes puntos de vista sobre determinado asunto o asuntos.

Aprender a debatir y participar en debates ayuda a desarrollar la reflexión, el razonamiento, el pensamiento crítico, el buen criterio, la deliberación, la capacidad para argumentar, resolver problemas y tomar decisiones, lograr acuerdos y consensos, todos ellos esenciales en la construcción de una ciudadanía democrática, desde la infancia y a lo largo de la vida.

«Diálogos ciudadanos»


En mayo de 2014 la convención del movimiento en el gobierno, Alianza País, solicitó a sus asambleístas impulsar una serie de Enmiendas a la Constitución, aprobada en 2008.  

La Asamblea Nacional (congreso) envió 17 enmiendas para ser calificadas por la Corte Constitucional. La Corte aprobó 16 enmiendas. Con 92 votos a favor, de 137, el Pleno de la Asamblea aprobó crear la Comisión Ocasional para el Tratamiento de las Enmiendas Constitucionales, integrada por 11 asambleístas y 11 alternos. Para la aprobación se necesitaba el voto de las dos terceras partes del legislativo.

En 2015 la Comisión Ocasional realizó 135 encuentros en las 24 provincias del país, en los que los asambleístas expusieron las enmiendas y las personas del público pudieron hacer preguntas y comentarios. Dichos encuentros fueron bautizados como Diálogos Ciudadanos.

No obstante, ni la metodología utilizada ni los locales y condiciones elegidos fueron pensados para el diálogo entre expositores y público. Las fotos de los encuentros muestran una pedagogía perfectamente convencional, con expositores de un lado y público del otro, en la clásica relación hablar-escuchar, en auditorios grandes a veces semivacíos o bien abarrotados, organizados con tarimas, mesas directivas, uso de visuales en pantallas demasiado pequeñas, etc. 

Sabatinas presidenciales

Enlace 495, desde Quito, 8 oct. 2016. Foto: Presidencia de la República
"Las sabatinas son un espacio de diálogo con los ciudadanos": Rafael Correa. Enlace Ciudadano 472, en Quito, 23 abril 2016.
En su década de gobierno, Rafael Correa realizó, cada sábado, los llamados Enlaces Ciudadanos (más conocidos como sabatinas). Las sabatinas fueron consideradas actos de rendición de cuentas. En ellas Correa exponía, durante 3-4 horas, lo hecho durante la semana, por lo general con ayuda de algunos de sus ministros u otros funcionarios que intervenían para abordar puntos específicos. Al final se hacía un breve resumen en lengua kichwa. Las sabatinas se realizaron en diferentes lugares y en diferentes provincias, con público presente - funcionarios del gobierno y gente de la zona - y se transmitían a todo el país a través de los medios y de las redes sociales. En total llegaron a hacerse 523 sabatinas.

Correa llamaba «diálogos» a los enlaces ciudadanos. En realidad, eran esencialmente monólogos. Mínima interacción con el público presente - por lo general ubicado abajo, frente a la tarima, dentro de una carpa - y con quienes seguían las sabatinas por radio, televisión o redes sociales. No se instalaron mecanismos para permitir la interlocución, ni en presencia ni a distancia. 

Por lo demás, las sabatinas pasaron a convertirse en eventos semanales de descalificación, insulto y burla de críticos y opositores, lejos de todo espíritu de diálogo.  

Diálogo con los estudiantes, debate con los pares 


En enero de 2017 la Federación de Estudiantes Secundarios del Ecuador (FESE) invitó al exministro de educación Augusto Espinosa (penúltimo ministro de educación de Correa) a un debate sobre la educación, en el Instituto Nacional Mejía, en Quito. La respuesta de Espinosa fue: "Con los estudiantes dialogo, el debate es con los candidatos". Espinosa no asistió al debate propuesto. Estaba en ese momento de candidato a asambleísta por el correísmo a la Asamblea Nacional.

La distinción hecha por el exministro entre diálogo y debate asume una jerarquía entre ambos. El debate sería un intercambio de mayor nivel y entre pares. Los estudiantes resintieron esta desvalorización del diálogo y de ellos como interlocutores.

La distinción es, de hecho, materia de debate en sí misma. ¿Con los estudiantes no cabe debatir? ¿Solo cabe dialogar? Hay que tener en cuenta, además, que, a partir de la Constitución de 2008, los jóvenes en el Ecuador pueden votar desde los 16 años (de los 18 en adelante el voto es obligatorio). Esto hace suponer que se considera que un joven de 16 años está en capacidad de discernir y de tomar decisiones racionales y razonadas. ¿La capacidad de debatir no sería una de ellas?

Debate, ¿combate?


Lenin Moreno, vicepresidente de Rafael Correa y luego candidato oficialista a la Presidencia de la República, durante toda la campaña electoral reiteró una distinción fuerte entre diálogo y debate. Se definió como una persona de diálogo, que no comulga con el debate, al que asocia con confrontación, combate, ofensa, mentira, intento de dañar o desprestigiar al otro. Fue tajante en afirmar, desde el inicio: "No aceptaré jamás un debate". 

- “Nos hubiéramos ahorrado estos incidentes si hubiésemos tenido un diálogo fluido (...) Espero que nunca más se someta al magisterio al escarnio” les dijo Moreno a los dirigentes de la Unión Nacional de Educadores (UNE) al resolverse el conflicto y paralización de más de un mes en torno a la evaluación docente (8 octubre 2009). 
La posición de Moreno sobre el diálogo y el debate contrasta con la de Correa, quien considera que todo candidato está en obligación de debatir. En un video durante su campaña en 2006 se le escuchaba decir:
- "Es obligación moral de todos los ecuatorianos someterse al escrutinio ciudadano. Rechacen a aquellos candidatos que han rehuido permanentemente los debates".

Moreno, por su parte, se negó a asistir al Debate Presidencial organizado por la Cámara de Comercio de Guayaquil entre los 8 candidatos a la presidencia. Sí asistió al Diálogo Presidencial organizado por el diario El Comercio, que acogió su pedido. 

Algunas citas de Moreno durante la campaña, referidas a sus nociones de diálogo y debate:

- "El debate es de combate porque se trata de dañar al otro a pesar de sus buenas ideas. En el diálogo no". 7 feb
- "Pasemos la página del debate. En el diálogo nos enriquecemos todos". 7 feb
- "Pasemos esa página, el país del debate va a terminar ya. Empezó en el #Diálogo2017". 7 feb 
- "En el diálogo nos enriquecemos mutuamente. En el debate, no. Se presentan como adversarios". 7 feb.
- "El país que queremos es el que deja atrás la confrontación y lleva al diálogo". 7 feb
- "La mejor forma de entenderse es el diálogo, acoger la idea del otro, escucharla, oírla, razonarla". 7 feb
- "En un debate, un candidato trata de desprestigiar la buena idea del otro". 9 feb.
- "El país del diálogo que se viene hay que empezar a construirlo desde ahora". 9 feb
- "#TodaUnaVida significa toda una vida de diálogo". 9 feb
- "Con tolerancia, con respeto, la confrontación se acabó. El diálogo renació. Todos son parte del nuevo Ecuador que vamos a construir." 15 feb
- "Yo propongo diálogo, conversatorio. A ofendernos, a debatir, a combatir, nunca". 21 feb
- "Yo no debato, yo dialogaré. Los debates son una forma de mentir a la gente". 21 feb

Curiosamente, refiriéndose al Diálogo Presidencial, El Telégrafo tituló: "Un diálogo de siete contra uno deja mejor posicionado a Moreno" (6 febrero, 2017), atribuyendo al diálogo ese carácter competitivo y confrontacional que Moreno atribuye al debate
Lo cierto es que el debate no tiene que ser ofensivo y dañino, como dice Moreno. Debate no tiene que ser combate ni la confrontación tiene que llevar a la destrucción del otro. No si el debate se entiende y practica como una confrontación de ideas llevada a cabo con respeto, con argumentos antes que con insultos.

Lo cierto es que en la década de gobierno de Correa hubo mucha confrontación, poco diálogo y muy poco debate. La palabra diálogo es una de tantas palabras desvirtuadas por el correísmo.

Lo cierto es que al Ecuador, y específicamente a la cultura educativa y a la cultura política ecuatorianas, les falta mucho que aprender y que cambiar, justamente en la línea de incorporar el diálogo, de promover el debate de ideas y de favorecer - antes que bloquear - el desarrollo del pensamiento crítico. 

* Artículo publicado en Revista Plan V, Quito, 24 marzo 2017.

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Ecuador: «Revolución educativa», Buen Vivir y Educación Popular



Recibo a menudo pedidos de información y de entrevistas por parte de personas e instituciones extranjeras interesadas en saber sobre la educación en el Ecuador y, más recientemente, sobre la «revolución educativa» impulsada en el gobierno de Rafael Correa (2007-2017). Conociendo mi trayectoria en la Educación Popular y mi cercanía a Paulo Freire y a su obra, hay quienes me buscan para preguntarme sobre la vinculación de la «revolución educativa» con la Educación Popular y con el pensamiento de Freire. También me preguntan sobre la aplicación del Buen Vivir (Sumak Kawsay) a la política educativa.

Muchos se sorprenden al saber que la «revolución educativa» no estuvo emparentada con la Educación Popular ni tuvo como referente a Freire. «Revolución ciudadana» hace pensar en empoderamiento de la sociedad y «revolución educativa» hace pensar en una transformación mayor de la educación. La propaganda en el gobierno de Correa fue eficaz en instalar en el imaginario nacional e internacional una «revolución ciudadana» y una «revolución educativa» que no fueron tales.

El progresismo latinoamericano y mundial vio en Correa a un líder de izquierda, socialista, revolucionario, antimperialista. El mismo no se ve así. "La nueva izquierda a la que represento no es anti-nada: ni anti-capitalista ni anti-norteamericana ni anti-imperialista" le dijo Correa en 2010 a Hillary Clinton durante su visita al Ecuador. Correa no tiene militancia de izquierda. El movimiento Alianza País creado para terciar en las elecciones de 2006 fue la suma de numerosas organizaciones de todos los colores, desde la derecha hasta la izquierda.

«Capitalismo popular»

En 2008 Correa declaró su adscripción al «capitalismo popular» y más adelante (6 junio 2015) definió su proyecto así: "Queremos un capitalismo moderno, popular, no un capitalismo anacrónico". François Houtart evaluó el modelo de Correa y la «revolución ciudadana» como un intento por modernizar la sociedad, no por transformarla; en su proyecto de «capitalismo moderno» ve a los indígenas como «ciudadanos atrasados». Boaventura de Souza Santos llamó a Correa «el gran modernizador del capitalismo ecuatoriano». El término «socialismo del siglo XXI» - adoptado por Hugo Chávez en Venezuela e incorporado inicialmente en el Ecuador - pasó a un segundo plano y fue cambiando de nombre.

Paulo Freire

Paulo Freire habló de diálogo, de pensamiento crítico, de recuperar la voz para el pueblo, de concientización, de educación liberadora, emancipadora, transformadora. La «revolución educativa» ecuatoriana no habló de nada de eso. Sus banderas fueron la meritocracia, la competencia, la excelencia, el saber experto, la evaluación, las pruebas estandarizadas, los rankings, los Ph.Ds. Correa se propuso construir escuelas  - las Unidades Educativas del Milenio - que "no les pedirán favor a las escuelas privadas y a las de los países desarrollados". El empeño fue que los estudiantes mejoraran sus puntajes en las pruebas estandarizadas.

Educación comunitaria

La «educación comunitaria», inexistente en la nueva Constitución (2008) y en las nuevas leyes de la educación, fue menospreciada y perseguida; miles de escuelas comunitarias fueron cerradas durante la década, sobre todo en las zonas rurales, y fusionadas en las Unidades Educativas el Milenio, consideradas el nuevo modelo educativo en el Ecuador. El gobierno cerró también la Universidad Intercultural Amawtay Wasi, la única universidad indígena e intercultural en el país; la evaluación gubernamental que llevó al cierre de Amawtay Wasi se atuvo a los criterios occidentales convencionales acerca de lo que debe ser una universidad. En 2018, el gobierno de Lenin Moreno la reabrió.

Sumak Kawsay o Buen Vivir

El objetivo no fue avanzar hacia una educación para el Sumak Kawsay o Buen Vivir, con proyecto nacional propio, sino avanzar hacia una educación que, en 2018, sería «una de las mejores del mundo», según reflejaran los puntajes en pruebas internacionales. Lo cierto es que el Ecuador viene obteniendo malos resultados en todas las evaluaciones internacionales en las que ha participado en los últimos años (LLECE 2013, PISA-D 2017, PIAAC 2017).

El Sumak Kawsay - armonía con uno mismo, con los demás y con la naturaleza - adoptado en la Constitución como paradigma alternativo al del desarrollo, no ha sido adoptado como marco orientador para la reforma educativa. Buen Vivir fue equiparado a felicidad en la "Iniciativa Presidencial para la Construcción de la Sociedad del Buen Vivir". El término se ha mencionado en los planes nacionales de desarrollo y otros documentos gubernamentales pero no se ha traducido en políticas y en acciones concretas ni ha sido incorporado al currículo escolar y a la formación docente. El término fue integrado al Ministerio de Educación como una Dirección Nacional de Educación para la Democracia y el Buen Vivir, a su vez parte de una Subsecretaría de Innovación Educativa y Buen Vivir (ver el organigrama del Ministerio de Educación).

El concepto y la práctica de la interculturalidad en educación en el Ecuador sigue siendo un desafío pendiente, como reclaman las organizaciones indígenas.

Educación Popular

La Educación Popular (EP) en América Latina ha sido entendida fundamentalmente como educación de jóvenes y adultos y como educación no-formal o extra-escolar. (La postura que entiende EP como una propuesta para todo el sistema educativo y para toda la educación, la cual incluye a Paulo Freire y a la que adscribo, no es la postura mayoritaria dentro del campo*). En todo caso, la «revolución educativa» en el Ecuador se centró en el sistema educativo formal, desde la educación inicial hasta la superior. 

En el marco de la Educación Popular, lo popular designa no solo al sujeto de la educación sino a la orientación y el contenido del proyecto educativo: un proyecto transformador de la conciencia y de la realidad económica y social. La «revolución educativa» centró su noción de calidad en la infraestructura y el equipamiento, y en los resultados de las pruebas, sin atención a los fines y sentidos de la educación.

Educación Popular viene asociándose tradicionalmente a sociedad civil (movimientos sociales, organizaciones de base, ONGs) y a visiones y propuestas alternativas, contestarias. La pregunta de si es posible hacer EP desde el Estado ha estado siempre en el tapete. La «revolución educativa» de Correa fue una reforma pensada y dirigida centralmente desde el Estado, con escasa participación social. La sociedad civil perdió peso y visibilidad durante la década. Se persiguió y cerró a ONGs con posturas críticas. El gobierno entró rápidamente en conflicto con los movimientos sociales que le dieron apoyo al inicio, y optó por crear «su» propia sociedad civil, sus propias organizaciones en paralelo (de indígenas, mujeres, campesinos, trabajadores, maestros, etc.). 

La Educación Popular promueve la participación, el desarrollo de un pensamiento y una conciencia crítica, el diálogo como herramienta pedagógica. La «revolución ciudadana» y la «revolución educativa» no impulsaron ni la participación ni el pensamiento crítico ni el diálogo. Se cultivó el pensamiento único, se inhibió el ejercicio de la crítica, se condenó y persiguió la discrepancia, se anuló el debate de ideas. En 2016 la encuesta del Latinobarómetro retrató al Ecuador como el país latinoamericano con mayor autocensura, con menor libertad percibida para expresar las propias opiniones y criticar. 


*
En el libro Educación Popular: Un encuentro con Paulo Freire (CECCA-CEDECO/Fundación Fernando Velasco, Quito, 1986; Edições Loyola, Sao Paulo, 1987; Tarea, Lima, 1988; Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1988) incluí una entrevista que le hice a Freire en Sao Paulo en 1985. Le pregunté entre otros qué entendía por Educación Popular. Dijo que para él Educación Popular abarcaba a niños, jóvenes y adultos e incluía al sistema escolar.

Para saber más
- Sumak Kawsay, La palabra usurpada, Revista Plan V, Quito, 2014

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Basura, cultura ciudadana y calidad de la educación


Fotos: diarios ecuatorianos

Casi todo el mes de diciembre, y sobre todo después de la Navidad, Quito fue inundada por la basura. Las autoridades municipales explicaron que gran parte de la flota de camiones recolectores estaba en mal estado. Indignada, la ciudadanía reclamó por todos los medios. Las redes sociales se llenaron de fotos, de pedidos, de insultos. 


Diciembre sacó sin piedad a flote - en imágenes, en olores, en negligencias, en actitudes - el drama sanitario y social de la basura, y la falta de cultura ciudadana en torno a ésta.

Primero fueron las Fiestas de Quito, a inicios de mes, que - como es usual - dejaron un reguero de basura en calles, parques y plazas.

A continuación, la temporada navideña aportó lo suyo, el desperdicio de comida y de papel tan propio de estas fiestas, y la omnipresencia del plástico agravada por las compras, las comilonas y los servicios de delivery a hogares y oficinas. Con los recolectores rebosantes, la gente empezó a dejar las bolsas en cualquier lugar. Los perros hicieron de las suyas.

Las falencias de la recolección municipal ocuparon el centro de las preocupaciones, dejándose de lado el análisis de los muchos y variados problemas asociados a la basura: consumismo, despilfarro, problemas de convivencia y de colaboración, falta de información y de educación, cortoplacismo en la mirada y en las soluciones, desdén por el tema ambiental.
 

Ya cerca de los festejos de fin de año se reactivó la recolección municipal. La basura empezó a desaparecer de la vista pública, al menos en los sitios más visibles de la ciudad. ¿A dónde va y fue a parar el chiquero quiteño y qué impactos tiene y seguirá teniendo sobre el medio ambiente? Superado el problema coyuntural, y ante el desfile de nuevos problemas, desaparecieron las preguntas, los reclamos, los editoriales sobre el drama de la basura, y pasamos a otra cosa.

La encuesta del Latinobarómetro 2017 reveló que
32% de los latinoamericanos decía que "no existe el problema del cambio climático".  El Ecuador - que se precia de tener la primera Constitución (2008) que reconoció derechos a la naturaleza - resultó puntero en la región, con 55%. ¿Quiénes son los responsables de informar y educar a la población sobre el tema ecológico, el cuidado del medio ambiente y, específicamente, el manejo y reciclaje de la basura?

Se ha reiterado que la calidad de una sociedad se percibe en el cuidado y el trato que ésta da a los niños y a las personas mayores. Falta decir que, hoy en día, la calidad de una sociedad se percibe también en la manera en que ésta se relaciona con el cuidado del medio ambiente.

Una ciudadanía que desconoce la problemática y los impactos del cambio climático, que sigue consumiendo sin conciencia ecológica y social, que permanece indolente frente al daño que causa el plástico al planeta, que sigue desperdiciando comida a vista y paciencia de todos, requiere con urgencia información, comunicación y educación. Es claro que los principios básicos del Buen Vivir - armonía con uno mismo, con los demás y con la naturaleza - están lejos de asumirse en la sociedad ecuatoriana, más allá de haber sido incorporados a la nueva Constitución. 


Para saber más

» Latinobarómetro 2017 F00006433-Inflatinobarometro2017(1).pdf

El modelo educativo correísta




Unidad Educativa del Milenio

El modelo educativo de la «revolución educativa» impulsada en el Ecuador en el gobierno de Rafael Correa (2007-2017) comparte varios rasgos que caracterizan al modelo dominante de reforma educativa a nivel mundial en la actualidad, el Movimiento Global de Reforma Educativa (GERM), como lo bautizó Pasi Sahlberg. Un germen que viene contagiando a muchos «países en desarrollo» y algunos de cuyos elementos reconocibles son: competencia (antes que colaboración), excelencia, meritocracia, culto al conocimiento experto, a la evaluación y a las pruebas estandarizadas, y rankings.

Un modelo educativo que, como tal, no tiene relación con el Sumak Kawsay o Buen Vivir, concepto proveniente de la cosmovisión indígena andina - armonía con uno mismo, con la comunidad y con la naturaleza - y propuesto en la Constitución (2008) como paradigma alternativo al del desarrollo.

Cuando se habla de educación, la mayoría de personas piensa en sector educativo, política educativa, sistema educativo. Cuesta quebrar esa lógica y mirar el campo educativo de manera amplia, más allá del sistema formal y las aulas, incluyendo las educaciones que tienen lugar en la familia, en la comunidad, en los diversos lugares y espacios de la vida cotidiana. Y, sobre todo, cuesta ver lo que está atrás, percibir el «modelo educativo' que hilvana las piezas.

¿Cuál fue el modelo educativo impulsado en la década de gobierno de Rafael Correa en el Ecuador (2007-2017)?

Un modelo educativo:

▸ Sin historia

La «revolución educativa» se presentó como fundacional: todo empezó en el país en 2007, nada se hizo - o todo se hizo mal - con anterioridad. La excepción fue el Plan Decenal de Educación 2006-2015 gestado y aprobado mediante consulta popular en el gobierno anterior, de Alfredo Palacio (abril 2005-enero 2007), y al que el gobierno de Correa dio continuidad, ratificando en el cargo a Raúl Vallejo, ministro de educación de Palacio.

Como en las demás áreas, la línea de tiempo se dividió en antes y después de la «revolución ciudadana». Quienes se atrevieron a discrepar fueron acusados de "querer volver al pasado", de "atrasapueblos", "mediocres", "salvajes", "los mismos de siempre". Pasado pasó a ser sinónimo de atraso, inacción, neoliberalismo, caos. Esta mentalidad llevó a empezar todo de cero, a improvisar de manera permanente, a ignorar lecciones aprendidas, a desconocer la experiencia y el conocimiento acumulados, a sobrevalorar el aporte de los jóvenes y a despreciar el aporte de los adultos y de los mayores, a depender de consultores y asesores extranjeros y a prescindir de especialistas ecuatorianos pensantes, críticos, comprometidos, que hemos sido parte activa de la educación en este país.

▸ Sin evidencia

Las políticas educativas adoptadas no se basaron en evidencia. Al contrario, en muchos casos contrariaron la evidencia disponible en varios campos: prioridad asignada a la educación superior, prioridad asignada a la infraestructura, ausencia de consulta y participación ciudadana en las decisiones de política, desatención a la lectura y cierre de bibliotecas, alfabetización de adultos, cierre de escuelas rurales, construcción y modelo arquitectónico de las Unidades Educativas del Milenio (UEM), reducción de la jornada escolar y establecimiento de doble jornada, Bachillerato General Unificado (BGU), Plan Familia (educación sexual), política docente, evaluación de desempeño docente, política de becas, concepto e implementación del Examen Nacional de Educación Superior (ENES), instalación de Yachay, Ciudad del Conocimiento, entre otros.

▸ Sectorial

La educación entendida como «sector» y la política educativa como política sectorial. Más aún: el conocimiento y el talento humano fueron concebidos como un sector (ver Ecuador hacia el 2035: Agenda prospectiva para el Sector del Conocimiento y Talento Humano, documento producido y publicado por el Ministerio Coordinador del Conocimiento y Talento Humano en mayo de 2017, cuando el gobierno ya estaba de salida).

Los vínculos de la educación (familiar, escolar, comunitaria, ciudadana) con la pobreza, la salud, la alimentación, la nutrición, el trabajo, el empleo, el bienestar familiar, el desarrollo comunitario, la ciudadanía, el medio ambiente, la corrupción, etc., apenas si fueron considerados y encarados. La lectura fue entendida como asunto del «sector cultura». La desnutrición infantil fue abordada como tema del sector salud. Los informes sobre la educación omitieron por lo general referirse a la desnutrición infantil, pese a que la problemática afecta de manera directa a la primera infancia y a los sectores más desfavorecidos, y pese a que el Ecuador tiene la segunda tasa más alta en la región, después de Guatemala: 1 de cada 4 niños menores de 5 años padece desnutrición crónica, esa que deja secuelas imborrables por el resto de la vida. Esta se redujo en apenas un punto durante la década.

▸ Centrado en el sistema educativo formal

El sistema educativo en el Ecuador se divide en dos y así lo consagró la «revolución educativa»: a uno se le llama sistema nacional de educación (educación inicial, básica y bachillerato), y al otro sistema de educación superior. El primero a cargo del Ministerio de Educación y el segundo a cargo de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT). Dos leyes, dos lógicas, dos estructuras. La política educativa, sin visión sistémica, se piensa y organiza así, reproduciendo la falta de articulación entre ambos sistemas, que son en verdad - deberían ser - uno solo.

Por otro lado, desde la visión escolarizante, la política educativa se desentiende de los aprendizajes que tienen lugar fuera de las aulas: en la familia, en la comunidad, en el trabajo, a través de los medios, en Internet, en la participación, en la convivencia, en la política, etc. La «revolución educativa» ignoró el paradigma del Aprendizaje a lo Largo de la Vida, paradigma para la educación en el siglo 21 propuesto por la UNESCO, el cual reconoce el aprendizaje como un continuo, desde el nacimiento hasta la muerte, dentro y fuera de las aulas, en entornos formales, no formales e informales.

▸ Centrado en el acceso

Los avances de la «revolución educativa» destacaron en las estadísticas de acceso. La matrícula creció en todos los niveles, aunque no según lo contemplado en el Plan Decenal de Educación (2006-2015). Las tasas de abandono también se mantuvieron altas en todos los niveles. La eficiencia del sistema, la equidad y la calidad de la oferta educativa subsisten como desafíos, así como la educación intercultural bilingüe y la brecha urbano-rural.

Mejoraron los resultados de aprendizaje en educación básica - entre el SERCE (2006) y el TERCE (2013), estudios aplicados por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE) de la UNESCO, los cuales evalúan cuatro áreas en 4o y 7o de educación básica - pero el país se mantuvo en la media y por debajo de la media regional en lectura y escritura en 7o de básica. El ERCE, aplicado en 2018, mostró estancamiento desde 2013 en los aprendizajes de la mayoría de los 16 países latinoamericanos participantes, entre ellos el Ecuador. En las pruebas Ser Bachiller de 2016-2017 74% de los postulantes obtuvo puntajes entre insuficiente y elemental. Hay serios problemas de equidad y calidad en todo el sistema, incluida la educación inicial, la educación básica, el bachillerato y la educación superior.

▸ Prioriza la infraestructura

La «revolución ciudadana» se preció de la obra física: carreteras, hospitales y escuelas. Sobre la red vial construida en el gobierno de Correa un estudio del BID - Reformas y Desarrollo en el Ecuador contemporáneo, 2018 (Cap. 8 Infraestructura y Cap. 9 Plan Relámpago) - encontró problemas de planificación, diseño y mantenimiento. Las Unidades Educativas del Milenio (UEM) tuvieron asimismo problemas de construcción; una UEM sin inaugurar sufrió grandes daños y debió ser demolida en Pedernales, Manabí, luego del terremoto de abril de 2016; otras UEM recién construidas sufrieron asimismo daños; el Ministro de Educación Augusto Espinosa reveló que las UEM no habían sido aseguradas. Por otro lado, la Contraloría estableció glosas por USD 24,6 millones a la constructora china de las UEM.

Como se sabe, la obra física es altamente valorada por la población y genera espejismos, especialmente en educación. La infraestructura fue prioridad desde la educación inicial hasta la superior, y a ella se destinaron recursos millonarios. Las prioridades de inversión se establecieron exactamente al revés: 1. infraestructura, 2. tecnologías, 3. docentes. Sabemos, no obstante, que la infraestructura no es el principal factor en educación ni asegura por sí misma calidad educativa.

Las Unidades Educativas del Milenio (UEM), megaplanteles que ofrecen todos los niveles educativos, con capacidad para más de 2.500 alumnos organizados en dos turnos, uno matutino y uno vespertino, fueron propuestas como EL MODELO de educación escolar para todo el país. La primera UEM se construyó e inauguró en 2008; en 2014 Correa dijo que el país necesitaba 5.000 UEM para cubrir la demanda, 900 de nueva construcción y que hasta mayo de 2017 (fin del gobierno) se construriían 600. En realidad, hasta el fin del gobierno se construyeron e inauguraron 100 UEM, en zonas urbanas y rurales, las cuales llegaron a cubrir a 3.6% de la matrícula de la educación pública en el país.

Hay consenso internacional en el sentido de que la calidad, en la educación escolar, se juega principalmente en la calidad de los docentes, que ésta supone un esfuerzo complejo, multidimensional y sostenido, que no se limita a su formación-capacitación sino que empieza con su selección, y que sus resultados solo se ven en el mediano y largo plazo. Hay asimismo conciencia de que los llamados «factores extra-escolares» (las condiciones de la familia y de la comunidad) tienen gran peso en el desempeño escolar, incidiendo a menudo en más del 50% de los resultados de aprendizaje.

▸ Sobrevaloró la evaluación y las pruebas estandarizadas

La importancia dada a la evaluación es una de las características del modelo dominante de reforma educativa global en la actualidad. La evaluación docente, y específicamente la evaluación del desempeño docente, es una recomendación de política del Banco Mundial a los «países en desarrollo» desde los 1990s. El Ecuador de Correa entró de lleno en la tónica del «Estado evaluador», instaurando en 2009 por primera vez una evaluación de desempeño docente - con uso de la fuerza pública - e ingresando en 2016 a PISA para el Desarrollo (PISA for Development), una iniciativa creada por la OCDE en 2014 con la idea de incorporar a PISA a países de ingresos medios y bajos.

La creación del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEVAL) en 2012 significó la posibilidad de dar rienda suelta a las pruebas estandarizadas para todos: estudiantes (desde los 4-5 años de edad), profesores, directivos, planteles. La noción de calidad educativa se restringió a los resultados de dichas pruebas (las cuales evalúan apenas una pequeña parte del currículo prescrito), renunciando a una visión compleja y multidimensional de la calidad que mira no solo resultados sino también contenidos, procesos, clima escolar y clima de aula, ausencia de violencia, lengua(s) de enseñanza, pertinencia y relevancia cultural y social del currículo y de la pedagogía, empatía en la relación de enseñanza-aprendizaje, satisfacción de los estudiantes y del profesorado, etc.

▸ Selectivo

Si bien la gratuidad se generalizó a todos los niveles (se eliminaron las llamadas «cuotas voluntarias» que aportaban las familias y se ofreció gratuitamente uniformes, textos y alimentación escolar), al mismo tiempo que se establecieron políticas selectivas que contribuyeron a generar nuevas inequidades. Dos ejemplos:

1) las 100 Unidades Educativas del Milenio (UEM) construidas y terminadas durante el gobierno de Correa, como se ha dicho, llegaron a cubrir a menos del 5% de los estudiantes de la educación pública, creando expectativas no cumplidas entre la población que hasta último momento esperaba y pedía "su" UEM;

2) el Examen Nacional para la Educación Superior (ENES) aplicado entre 2012 y 2016. Institutos privados proliferaron en todo el país ofreciendo preparar a los estudiantes para el ENES, pero muchas familias no podían acceder a sus costos. Muchísimos estudiantes se presentaron 2, 3 y más veces al ENES buscando mejorar el puntaje a fin de ubicarse en el llamado Grupo de Alto Rendimiento (GAR), el cual permitía acceder a becas y otros beneficios;

3) las becas internacionales favorecieron a estudiantes de familias acomodadas y a la provincia de Pichincha, donde está Quito, la capital.

▸ Vertical y autoritario

La «revolución educativa» operó verticalmente: decisiones tomadas arriba - Presidencia de la República, Ministerios, instancias de dirección y asesoría en diferentes niveles - y bajadas a la sociedad para su información y ejecución. El no acatamiento significó amenazas y sanciones, especialmente entre los docentes y el estudiantado. Demás está decir que el modelo vertical de reforma educativa no ha funcionado en ningún lado.

La evaluación docente se impuso a sangre y fuego en 2009 (la resistencia de los gremios docentes a la evaluación ha sido la tónica general en los países de la región). Ante problemas con la Unión Nacional de Educadores (UNE), Correa amenazó con cerrarla y crear su propia organización docente. Así surgió la Red de Maestros por la Revolución Educativa (creó también otras organizaciones paralelas, de indígenas, campesinos, trabajadores).

"Ni se metan con Yachay porque me les presento (a elecciones) en el 2021”
amenazó Correa un año antes de terminar su gobierno (25 junio 2016), pretendiendo así callar las críticas y denuncias en torno a su proyecto estrella, Yachay, la Ciudad del Conocimiento.

▸ Opaco y hermético

Aunque en apariencia hubo mucha información sobre la educación durante la década, ésta fue escueta, dosificada y controlada. A partir de 2012 rigió un Código de Etica del Ministerio de Educación (Acuerdo 0455-12) elaborado por la ministra Gloria Vidal, que prohibió a los funcionarios divulgar información sobre el sistema educativo. Es así, entre otros, como se ocultaron los casos y denuncias de abuso sexual en escuelas que luego se destaparían como escándalo nacional en los últimos meses del gobierno de Correa y en los primeros meses del gobierno de Lenin Moreno. Estadísticas básicas, que suelen estar disponibles en portales de los países, no lo estuvieron en el Ecuador. Los índices de permanencia y completación en los diferentes niveles, sobre todo en el bachillerato, fueron ocultados.

Análisis e informes en torno a evaluaciones, encuestas, becas, no se pusieron a disposición pública. Los pedidos de información quedaron sin respuesta. La información divulgada por el gobierno a través de sus medios y de las redes sociales generalmente omitió fuentes y enlaces de referencia, haciendo difícil, si no imposible, la verificación de los datos. Todo esto puso enormes trabas a la investigación educativa durante la década. El Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo 2017-2018 de la UNESCO mencionó mencionó al Ecuador como uno de los países latinoamericanos con menos transparencia presupuestaria en educación: 50% (Accountabilty in Education, tabla p. 424, datos de 2015).

▸ Orientado a la educación superior

Durante la década, el gobierno y especialmente la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENESCYT) promovieron el acceso a la educación superior y la obtención de un título académico como ideal de todo ecuatoriano. Con la oferta técnica y tecnológica reducida al mínimo, la universidad apareció como la opción por excelencia de continuidad de estudios.

Al final de la década, 9 de cada 10 jóvenes querían ingresar a la universidad. La capacidad de las universidades para ofrecer cupos en las distintas carreras se quedó muy corta frente a la magnitud de la demanda, resultado de lo cual, año tras año, miles de jóvenes pasaron a engrosar las filas de los 'ninis' (ni estudian ni trabajan), esperando nuevas convocatorias y preparándose para rendir nuevamente el ENES a fin de mejorar el puntaje y ubicarse en condiciones más competitivas para conseguir cupo en la carrera elegida. En 2016 un estudio del Banco Mundial estimaba que 21% de los jóvenes entre 15 y 29 años eran 'ninis' en el Ecuador.

▸ Dependiente de la propaganda

La 'revolución ciudadana' fue apuntalada con una fuerte inversión en propaganda. La 'revolución educativa' fue una pieza clave de dicha propaganda. La ausencia de verificación de la información sobre educación por parte de los medios y del mundo académico y especializado, y el desinterés y desconocimiento de la ciudadanía en torno al tema educativo permitieron que muchas afirmaciones quedaran como verdades incuestionadas. Este fue el caso de muchos datos que se usaron para dar bautizar a ésta como "la década ganada".

El Plan Decenal de Educación 2006-2015 no cumplió con las 8 políticas establecidas; no obstante, el ministro Augusto Espinosa le mintió al país afirmando que el Plan se cumplió en su totalidad; nadie verificó esa afirmación y, concluido el gobierno de Correa, el exministro pasó a presidir la Comisión de Educación de la Asamblea Nacional. La ciudadanía incorporó sin cuestionar, ni siquiera preguntar, afirmaciones recurrentes sobre inversión, gratuidad, calidad, eficiencia y eficacia de las políticas educativas y sobre los 'logros' de la revolución educativa. El Ecuador debe ser el único país que, en una década, "erradicó el analfabetismo" dos veces (Ecuador: El fiasco de la alfabetización).

▸ Burocrático

El modelo educativo se caracterizó por ser altamente burocrático, rígido, normativo, con escasos márgenes de flexibilidad y de autonomía para la cadena de sujetos involucrados en el funcionamiento del sistema educativo: directivos, docentes, estudiantes. Los profesores fueron abrumados con tareas burocráticas, trámites, llenado de formularios, etc. que subordinaron su tarea pedagógica y profundizaron, de hecho, la tendencia hacia la des-profesionalización del magisterio. El monitoreo y la evaluación de las universidades adoptó también un modelo burocrático, centrado en la gestión. Con todo esto, en vez de acercarse, el Ecuador se alejó de la autonomía - de los estudiantes, de los profesores, de las instituciones educativas - reconocida como indispensable y característica de las buenas prácticas educativas y de los modelos educativos exitosos a nivel mundial.

▸ Tecnocrático

La 'revolución educativa' confió en el 'saber experto' como único saber necesario para hacer educación y política educativa. Cientos de consultores y asesores nacionales e internacionales fueron contratados para elaborar diagnósticos y propuestas, mientras se despreciaron los saberes de los profesores, las familias, los estudiantes, las organizaciones sociales. La sociedad civil estuvo ausente de toda participación en el diseño, gestión y evaluación de la política educativa. Se pretendió modificar comportamientos a partir de leyes, decretos, normas, represión, antes que modificar la cultura ciudadana a través del diálogo, la persuasión, el ejemplo, la consulta, la participación, el debate, las prácticas cotidianas.

▸ (Supuestamente) meritocrático

El gobierno anunció que se regiría por los valores y principios de la meritocracia. Se supone que un sistema meritocrático hace valer la educación, el conocimiento, el talento, las aptitudes, la experiencia, los títulos académicos, los puntajes en pruebas de evaluación, etc. No obstante, las grandes desigualdades económicas, sociales, educativas y culturales existentes en el país operan en el trasfondo impidiendo de hecho la igualdad de oportunidades que sería necesaria para hacer posible una auténtica meritocracia.

Se supone que un sistema meritocrático elimina el nepotismo, los privilegios inmerecidos, los favores. No obstante, todos ellos permanecieron de manera visible en las estructuras gubernamentales. También hubo varios casos de fraude académico vinculados a personas con altos cargos en el gobierno o de su confianza. El gabinete y otros funcionarios rotaron de manera permanente, sin respeto por el conocimiento y la experiencia requeridos en cada nueva función. La obsesión por los títulos, especialmente de Ph.D., se volvió endémica.

▸ 'Bancario'

La 'educación bancaria' - centrada en el profesor, enseñanza frontal, aprendizaje memorístico, enciclopédico, pasivo, acrítico - siguió predominando en el sistema educativo a todos los niveles y se afianzó también en la convivencia social y en la vida política. El Ecuador llegó a ubicarse como el país con menos libertad para hablar y criticar en América Latina, según la encuesta del Latinobarómetro 2016. El clima general de temor y autocensura fortaleció el modelo educativo convencional, dentro y fuera de las aulas: miedo a pensar y a pensar críticamente, miedo a hablar y a expresarse con libertad. La mala política y la mala educación convergieron y se dieron la mano.

▸ Modernizante

Correa - dicho por él - se propuso modernizar el capitalismo en el Ecuador. La modernización de la educación pasó fundamentalmente por infraestructura y tecnologías, y por buscar modelos de inspiración fuera del país (Estados Unidos, Corea del Sur, Singapur, Finlandia, España, etc.). El proyecto más ambicioso de la 'revolución educativa', Yachay, la Ciudad del Conocimiento, sería un proyecto a 35 años, un "Silicon Valley en el mundo andino". Los bachilleres ecuatorianos estudiarían con becas "en las mejores universidades del mundo".

Las Unidades Educativas del Milenio "no tienen nada que enviarles a las escuelas privadas de los ricos", "no le pedirán favor a ninguna escuela del extranjero" decía Correa en 2013, mientras ordenaba cerrar escuelas unidocentes, comunitarias, alternativas, "escuelas pobres para pobres", testigos del pasado y del viejo país. (Cabe recordar que las escuelas uni-y bi-docentes constituyen más del 50% de las escuelas públicas en el Ecuador).

▸ Conservador

Las visiones y los valores que atravesaron a la 'revolución educativa' fueron tremendamente conservadores, en todos los planos. La educación sexual fue dejada en manos de sectores cercanos al Opus Dei. El Plan Familia, directamente bajo el control de la Presidencia de la República, movilizó protestas masivas, sobre todo de las mujeres. Rafael Correa encarnó personalmente esos valores y actitudes conservadores, entre otros oponiéndose firmemente a la despenalización del aborto y cuestionando la llamada "ideología de género", bandera de grupos ultraconservadores en América Latina.

▸ Homogeneizante

En país reconocidamente plurinacional y multicultural, con gran diversidad geográfica y climática, la 'revolución educativa' optó por la homogeneización y la estandarización en todos los campos: infraestructura, evaluación, currículo, pedagogía, alimentación escolar, normas.

Se cultivó EL modelo antes que la posibilidad de modelos diversos. Las Unidades Educativas del Milenio se hicieron con un único diseño arquitectónico (argumentando costos y 'ahorros' al optar por el modelo único), sin atención a diferencias de región, clima, distancias, culturas, grupos. Las pruebas estandarizadas se multiplicaron. La Educación Intercultural Bilingüe fue una de las más afectadas por el ímpetu homogeneizador y estandarizador, con el consiguiente descontento y rechazo de las organizaciones indígenas, especialmente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (CONAIE).

▸ Extranjerizante

La 'revolución educativa', en muchos sentidos, valoró lo extranjero sobre lo nacional. Importación de ideas y modelos de diversas partes del mundo, antes que recuperación y desarrollo de ideas y modelos propios. Contratación de consultores, asesores, conferencistas extranjeros, a menudo desestimando el talento y la experiencia nacionales. Importación de profesores, privilegiando requisitos académicos antes que el conocimiento del país y de las realidades y culturas locales. Becas en "las mejores universidades del mundo" mientras se desestimaba a las mejores universidades ecuatorianas. Valoración de los países del Norte antes que los de América Latina. El modelo de referencia para la creación de la Universidad Nacional de Educación (UNAE) fue el Instituto Nacional  de Educación (INE) de Singapur (Castellani y Cruz Aguayo, 2018). La 'Ciudad del Conocimiento', Yachay, se propuso ser una suerte de Sillicon Valley latinoamericano. El 'modelo Yachay' - directivos y profesores extranjeros, con sueldos extravagantes, varios trabajando a distancia, vía Skype - fue la expresión más acabada de un modelo 100% Ph.D., despilfarrador y sin asidero en el contexto nacional.

▸ Cantidades sobre calidades

La asociación a este respecto fue la usual: la idea (a menudo errada en educación) de que más equivale a mejor: más presupuesto, más tiempo de enseñanza/estudio, más contenidos, más deberes, más pruebas, más años de escolaridad, más títulos. La autopresentación de la 'revolución educativa' abundó en cantidades: montos de inversión, número de construcciones, de alumnos por plantel, de días y horas de clase, de cursos, de becas. No obstante, hoy se reconoce que más importante que cuánto es en qué se invierte (la llamada 'calidad del gasto').

El ministerio de educación anunció con orgullo que el Ecuador era el país con más días y horas de clase en el mundo (pero lo que importa es cómo se usa el tiempo) y 'evaluó' la capacitación docente en número de horas de capacitación. Correa se propuso reducir de 21.058 a 5.564 los planteles educativos públicos en el país, fusionando escuelas pequeñas en las Unidades Educativas del Milenio y cerrando escuelas comunitarias.

▸ Competencia antes que colaboración

La 'revolución ciudadana' promovió la competencia y la cultura de los rankings a niveles inimaginados en el país. La ranking-manía se convirtió en deporte nacional, con el gobierno obsesionado por ubicarse bien en rankings a nivel sudamericano, latinoamericano y mundial. A su vez, la 'revolución educativa' fomentó la competencia entre estudiantes, entre profesores y entre planteles; se divulgó calificaciones y rankings, y se instauró la premiación, en actos públicos, de 'los mejores' a partir de resultados en pruebas. Aprender a colaborar (antes que a competir), a trabajar en equipo (antes que individualmente), a aprender y a disfrutar del aprendizaje (antes que a aprobar), son banderas del progresismo educativo y pedagógico, y aprendizajes considerados esenciales en el siglo XXI.

▸ Anti-innovación

Innovación implica creatividad y ésta implica libertad, flexibilidad, autonomía. El carácter rígido, vertical, controlador y uniformador de la 'revolución educativa' bloqueó, antes que alentó, la experimentación y la innovación educativas. El Ecuador de la 'revolución educativa' no consta en ninguna compilación internacional de innovaciones educativas. Las UEM, pese a ser construcciones nuevas, replicaron los patrones arquitectónicos convencionales (la escuela-hospital, la escuela-cárcel, con largos corredores y aulas alineadas). Experiencias innovadoras y alternativas, tanto en el ámbito privado como comunitario, fueron reguladas, intervenidas e incluso cerradas. Un caso connotado fue el de la escuela comunitaria alternativa trilingüe Inka Samana, en medio indígena (saraguro), con una trayectoria de 28 años, destacada en la película La Educación Prohibida e intervenida por el Ministerio de Educación.

▸ Triunfalista (a prueba de evaluación)

El triunfalismo con que el gobierno encaró la 'revolución educativa' no admitió crítica ni rectificación, creándose así un marco en el que no hay espacio ni función para la evaluación. Las decisiones sobre lo educativo se instauraron y masificaron sin pasar por procesos piloto y de experimentación. Las políticas educativas se dieron por buenas y exitosas sin necesidad de consulta o evaluación. La "evaluación" de 10 años de capacitación docente en el marco del Plan Decenal de Educación 2006-2015 se resolvió con un conteo de horas de capacitación. Lo hecho pasó a catalogarse rápidamente como referente sudamericano, latinoameriano e incluso mundial. Brillan por su ausencia evaluaciones de proceso, resultados e impacto de las políticas educativas adoptadas durante la década y una evaluación de la propia década de 'revolución educativa'. El Informe a la Nación 2007-2017 que presentó Correa al fin de su gobierno fue esencialmente un informe de actividades al igual que los informes anuales de rendición de cuentas del Ministerio de Educación, nunca socializados y menos debatidos en sociedad.

▸ Desprecia la educación como campo especializado

Las decisiones y la dirección de la 'revolución educativa', a los distintos niveles, estuvieron por lo general a cargo de personas sin formación profesional en el campo de la educación ni experiencia en el diseño, análisis y gestión de políticas educativas. El desconocimiento se hizo evidente, entre otros, en la improvisación, falta de consistencia y de pertinencia de muchas decisiones de política educativa, la equivocada priorización del gasto en muchas áreas, la ausencia de una propuesta pedagógica renovada y el manejo del discurso sobre lo educativo en el escenario público e internacional.

De los cuatro ministros de educación de la década, solo uno tenía especialidad profesional en el campo. (Cabe recordar que en Finlandia son especialistas quienes están a cargo de la educación a todos los niveles, empezando por el Ministro o Ministra).

▸ Desprecia el valor educativo del ejemplo

La 'revolución educativa' pasó por alto el valor educativo del ejemplo y, en particular, el papel educador o deseducador que tienen los dirigentes políticos. Racismo, machismo, nepotismo, fueron exhibidos abiertamente por Correa y otras altas autoridades. Los enlaces ciudadanos (conocidos como sabatinas, 523 durante la década de gobierno, transmitidos cada sábado, por todos los medios) fueron una cátedra semanal de monólogo, intolerancia y violencia.

El discurso gubernamental promovió y ensalzó la educación pública pero el Presidente y sus colaboradores mantuvieron a sus hijos en planteles privados y/o estudiando en el extranjero. El plagio del vicepresidente Jorge Glas, quien volvió a ser candidatizado y reelecto en las elecciones de febrero de 2017, dejó claro que el plagio no solo no se castiga sino que se premia en el Ecuador, negando en la práctica la retórica de la excelencia y la meritocracia.

▸ 'Revolución educativa' sin cambio de paradigma

La 'revolución educativa' no fue tal. No hubo un cambio de paradigma educativo. Se replicó e incluso reforzó y amplió el modelo educativo convencional no solo dentro del sistema educativo sino en el conjunto de la sociedad. El clima general de miedo y autocensura impregnó a todas las instituciones y a la convivencia cotidiana, anulando el desarrollo del pensamiento crítico, considerado cualidad fundamental de la educación en este siglo. Muchas de las políticas replicaron el modelo neoliberal cuestionado por la 'revolución ciudadana' y por la 'revolución educativa' específicamente. Como ya se ha dicho, el Ecuador no ha incorporado el paradigma del Aprendizaje a lo Largo de la Vida. Durante la década, tampoco hubo vinculación con las pedagogías progresistas, críticas y transformadoras, ni con el movimiento latinoamericano de Educación Popular.

▸ 'Revolución educativa' con las prioridades al revés

La 'revolución educativa' priorizó la oferta sobre la demanda, la educación superior sobre el resto de niveles del sistema, la infraestructura y las tecnologías sobre los docentes, lo urbano sobre lo rural, la competencia sobre la colaboración, la gestión sobre la pedagogía, los títulos sobre las habilidades y competencias, el arriba-abajo sobre el abajo-arriba, el afuera-adentro sobre el adentro-afuera. A nivel internacional se reitera hoy la necesidad de otras priorizaciones: (a) prioridad a la atención de la primera infancia, (b) centralidad de los docentes como factor de calidad, (c) participación de la sociedad civil y la comunidad local en la definición de las políticas educativas, (d) empezar a cambiar la educación desde el aula antes que aterrizar en ella como último paso, (e) la urgencia de la revolución pedagógica, (f) la importancia de desarrollar habilidades y competencias, (g) el desarrollo de la colaboración y el aprendizaje entre pares, (h) la educación emocional.

▸ 'Revolución educativa' sin revolución pedagógica

La 'revolución educativa' prácticamente no tocó las relaciones de enseñanza y aprendizaje, el corazón de la educación. La atención se centró en el componente administrativo y de gestión de la reforma. Desestimar la pedagogía es desestimar el valor y el papel de los docentes, y el sentido mismo de la educación. Pese a toda la inversión en infraestructura y equipamiento, el viejo modelo pedagógico (frontal, transmisor, pasivo) permaneció en gran medida incambiado. La pedagogía fue la gran olvidada.

▸ 'Revolución educativa' sin lectura

La 'revolución educativa' se desentendió de la lectura. Durante la década, no logró articularse un plan nacional de lectura. La disociación entre educación y cultura, y la disociación entre educación y lectura (considerada esta última responsabilidad del Ministerio de Cultura), contribuyó a la parálisis. Esto, en un país con grandes déficits en el campo de la lectura, ubicado por debajo de la media regional en los resultados de lectura y escritura en el Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE, 2013) de la UNESCO. La lectura es aprendizaje y habilidad fundamental, de la cual depende en gran medida la posibilidad del aprendizaje permanente y el desarrollo educativo, cultural y científico de un país.

▸ Deseducador de la ciudadanía

A lo largo de la década se instalaron muchas falsas ideas sobre la educación. Mencionamos algunas: educación es equivalente a sistema educativo; la educación puede cambiarse de arriba a abajo y en poco tiempo; la insfraestructura asegura por sí sola calidad de la educación; lo importante es el acceso (independientemente de las tasas de abandono y de terminación de los niveles educativos); la competencia es algo deseable y marca de la buena educación; el desarrollo del 'talento' tiene que ver fundamentalmente con la educación superior; el buen alumno, el buen plantel, el buen profesor, pueden identificarse a través de pruebas; etc. Queda por delante una importante tarea de desaprendizaje social en torno al 'sentido común' sobre la educación instalado durante la década.

▸ Ignora la complejidad y los tiempos del cambio educativo

A mitad de la década empezó a instalarse el lema #EcuadorYaCambió como si 5 años fuesen suficientes para cambiar un país; muchos siguen hoy repitiéndolo. En medio de un fervor colectivo, la afirmación de que el Ecuador será pronto uno de los mejores sistemas educativos de la región y del planeta, empezó a ser reiterada por Correa y sus ministros de educación. En 2015 se anunció que en 2018 el Ecuador tendría uno de los mejores sistemas educativos del mundo. Luego se dijo que en 2025 tendría uno de los mejores sistemas educativos de América Latina. El desconocimiento del tema educativo y de lo que implica el cambio educativo, tanto por parte de las autoridades como del periodismo y de la sociedad, hicieron posible que estas afirmaciones pudieran ser aceptadas acríticamente e incluso creíbles. Al final, como revelaron los resultados de PISA-D (2017), el Ecuador obtuvo puntajes bajos en las tres áreas evaluadas: lectura (409 puntos, nivel 2), matemáticas (377 puntos, nivel 1a) y ciencia (399 puntos, nivel 2). (El nivel 2 es considerado básico)

▸ No es sostenible

El modelo educativo correísta fue sumamente costoso, imposible de sostener en el tiempo. Un modelo gestado y desarrollado en un período de holgura económica como la que caracterizó a buena parte de la década de 2007-2017, que no logró cumplir con las metas presupuestarias fijadas durante la década y que no es sostenible en el nuevo momento de desaceleración económica regional y alto endeudamiento como el que recibió el gobierno de Moreno. Si bien en el marco del Plan Decenal de Educación 2006-2015 se cumplió con el incremento anual de 0.50% del PIB para educación inicial, básica y bachillerato, no se llegó al 6% del PIB establecido en la Constitución y en el Plan Decenal. A 2015 se llegó con 3,93% del PIB destinado a estos tres niveles educativos.

▸ No tiene nada que ver con el Sumak Kawsay (Buen Vivir)

La 'revolución educativa' no tuvo relación con el Sumak Kawsay, paradigma de inspiración indígena, adoptado en la Constitución (2008) y en los planes de gobierno del correísmo. El sumak kawsay promueve la armonía, el equilibrio, la colaboración, el espíritu comunitario. No tiene nada que ver con la competencia, los rankings, los estándares, la homogeneización, el modelo único.

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"No podemos seguir pensando la edad adulta como hace 50 años"


Entrevista realizada por la revista Magisterio No 87, Colombia (23/08/2017)

¿Cuáles son las particularidades del proceso de aprendizaje de una persona adulta y qué implicaciones tienen para el sistema educativo en términos de currículo, formación, gestión educativa, etc.?

La principal particularidad tiene que ver con la edad. Una persona adulta tiene autonomía, capacidad de decisión, de discernimiento. Decide estudiar/aprender. Tiene creencias y conocimientos sedimentados, experiencia de vida, juicios y prejuicios formados. También tiene a menudo inseguridades, miedos, dudas acerca de su capacidad para seguir aprendiendo. No es población obligada ni cautiva; se va cuando quiere irse. Valora su tiempo. Es capaz de hacer esfuerzos y sacrificios. Requiere ofertas educativas flexibles, atractivas, diversas, personalizadas, adaptadas a necesidades y posibilidades específicas.

Todo eso se ha caracterizado en el pasado como 'educación no-formal', dada la rigidez del sistema formal para ofrecer diversidad y flexibilidad. Un programa escolarizado para adultos no es – no debe ser - simplemente una versión acelerada del mismo programa diseñado para niños, adolescentes o jóvenes. Lastimosamente, esto es por lo general lo que se sigue haciendo.

¿Qué nuevas corrientes conceptuales y de innovación pedagógica se perfilan como prometedoras en este renglón de la educación latinoamericana?

No veo nuevas corrientes conceptuales y veo poca innovación pedagógica en el campo de la educación de adultos. Un campo con poco dinamismo, que sigue siendo la Cenicienta de las políticas educativas.

Una pregunta que me hacen a menudo, en distintos países, es cómo desescolarizar la educación de adultos. Muchos países vienen ofreciendo programas de “segunda oportunidad” - completación de primaria o secundaria - destinados sobre todo a jóvenes y adultos jóvenes. Hay poca oferta educativa por fuera del sistema formal. Se niega generalmente a las personas adultas, por ejemplo, la alfabetización digital y el manejo de las modernas tecnologías y del internet. Gran error. Igual con el arte, la música, la danza, la fotografía, el aprendizaje en campos muy diversos del conocimiento y la cultura.


¿Qué lugar se otorga a la alfabetización y la educación de personas jóvenes y adultas en los sistemas educativos de América Latina? ¿Cuáles serían las principales consideraciones para el diseño de políticas educativas en este campo?

La alfabetización sigue siendo considerada el corazón de la educación de adultos, al punto que muchos leen educación de adultos y entienden automáticamente alfabetización. Venimos insistiendo hace tiempo en la necesidad de pasar “de la alfabetización al Aprendizaje a lo Largo de la Vida”, el paradigma propuesto por la UNESCO para la educación del siglo XXI. Estamos lejos de que eso suceda.

Más aún: el propio objetivo de la alfabetización viene reduciéndose. Hemos pasado del objetivo de “erradicar el analfabetismo” (Proyecto Principal de Educación, 1980-2000) a reducirlo a la mitad (Educación para Todos, 1990-2015) y a
garantizar que todos los jóvenes y al menos una proporción sustancial de los adultos tengan competencias de lectura, escritura y aritmética” (Objetivos de Desarrollo Sostenible, 2015-2030).

Entre los aportes de la Psicología Positiva y la perspectiva del Desarrollo de las naciones y la reducción de la pobreza, ¿cuál sería un derrotero posible para la Educación de Personas Jóvenes y Adultas en la región latinoamericana?

Educar a la población adulta es educar a quienes tienen a su cargo el cuidado de los niños, a los que trabajan y sostienen la economía de un país, a campesinos, indígenas, amas de casa, ciudadanos adultos en general. Si no elevamos el nivel educativo de todos ellos, el rezago educativo seguirá siendo un fenómeno masivo en nuestras sociedades y las posibilidades de desarrollo sostenible se ven muy mermadas. No se trata solo de reducir la pobreza; se trata de fortalecer la ciudadanía, el trabajo calificado, la participación social, la conciencia ambiental, el nivel cultural de un país.

Un reciente informe de la UNESCO afirma que la pobreza en el mundo podría reducirse a la mitad si toda la población adulta completara la educación secundaria. No obstante, este objetivo no se incluyó en el
Objetivo 4 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) dedicado a la educación: la meta de la educación primaria y secundaria universal se refiere aquí solo a la población infantil. Confío en que este reconocimiento de la UNESCO - la vinculación entre completación de la educación secundaria y reducción de la pobreza - ayude a visibilizar e impulsar la educación de adultos más allá de la alfabetización y la completación de la primaria, que es lo usual.

¿Cuáles son los retos de la EPJA en América Latina en el terreno pedagógico y curricular?

Soy de las que piensa que el gran reto no es solo mejorar nuestros sistemas educativos sino transformarlos radicalmente. Necesitamos construir otro modelo educativo, acorde con los tiempos, con el conocimiento que hoy tenemos disponible, con los problemas y avances del mundo actual. En ese marco es posible pensar en una EPJA renovada, con una nueva visión y un nuevo lugar en la agenda educativa global, regional y nacional.

La expectativa de vida creció exponencialmente en todo el mundo. El envejecimiento de la población es un nuevo desafío global, con grandes repercusiones demográficas y en todos los órdenes. No podemos seguir pensando la edad adulta y la educación de adultos como hace 50 años. Estamos hablando ya, en muchos países, de la mitad o más de la población, de una "edad" que abarca desde jóvenes de 15 años hasta personas de más de 90.

Los retos curriculares y pedagógicos son enormes. Pero el principal reto es el cambio de mentalidad, la incorporación de nuevo conocimiento acerca de la cognición adulta que viene aportando entre otros la Neurociencia. Sin un cambio de mentalidad, no habrá posibilidad de cambios curriculares ni pedagógicos.

Para saber más
- UNESCO,
La pobreza en el mundo podría reducirse a la mitad si todos los adultos terminaran la educación secundaria, 21/06/2017
https://es.unesco.org/news/pobreza-mundo-podria-reducirse-mitad-si-todos-adultos-terminaran-educacion-secundaria

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