El modelo de preparación docente que no ha funcionado

EL MODELO DE PREPARACION DOCENTE
QUE NO HA FUNCIONADO
Cada nueva política, plan o proyecto parte de cero
(se ignoran o desestiman los antecedentes, el conocimiento y la experiencia acumulados)
Piensa el aprendizaje y la formación continua como necesidad principalmente de los docentes
(y no también de los otros agentes vinculados al sistema escolar en diferentes funciones y niveles)
Ve la formación aislada de otras dimensiones de la condición docente 
(tales como: selección, salarios, condiciones laborales, satisfacción docente, mecanismos de promoción, etc.)
No presta atención a las condiciones reales del magisterio
(motivaciones, intereses, inquietudes, conocimientos, tiempo y recursos disponibles, etc.)
Es vertical, los docentes son vistos en un rol pasivo de receptores y capacitandos
(no se consulta ni busca la participación activa del profesorado para definir sus necesidades de aprendizaje y las políticas y planes de formación/capacitación)
Concibe una propuesta homogénea destinada a "los docentes" en general
(en lugar de ajustar la oferta a los distintos tipos de docentes, a los diversos momentos de su carrera y a sus necesidades específicas)
Se basa en una concepción instrumental de la preparación docente

(capacitación antes que formación, destinada a implementar determinada política, programa, proyecto o incluso texto escolar)
Asume que la necesidad de formación es inversamente proporcional al nivel en que se enseña y al estatus socio-económico de los educandos
(se desestima la importancia y la complejidad de la enseñanza a niños pequeños y en los primeros grados, a adultos/adultos mayores, y a sectores que viven en situación de pobreza)
Apela a incentivos y motivaciones externas (puntajes, rankings, ascenso, escalafón, mejoras salariales, etc.)
(antes que al objetivo del aprendizaje y a sus esperables impactos sobre la práctica docente y sobre el aprendizaje de los alumnos)
Se dirige a docentes individuales
(no a grupos o equipos de trabajo, o a la escuela como institución)
Se realiza fuera del lugar de trabajo
(típicamente, se saca al docente de su escuela, en vez de hacer de la escuela el lugar de formación y aprendizaje permanente)
Es puntual y asistemática
(es raro encontrar políticas y planes de formación y actualización del magisterio que sean sostenidos en el tiempo)
Se centra en el evento - curso, seminario, conferencia, taller - como modalidad privilegiada y hasta única de formación/capacitación
(ignora o ve como secundarias otras modalidades: aprendizaje entre pares, trabajo en grupos, círculos de estudio, pasantías, tutorías, viajes, autestudio, educación a distancia, etc.)
Disocia gestión administrativa y gestión pedagógica
(lo pedagógico se considera patrimonio de los docentes y lo administrativo patrimonio de los administradores, desconociendo la necesidad de desarrollar saberes y competencias integrales para ambas funciones)
Disocia contenidos y métodos (saber la materia y saber enseñar) y privilegia los contenidos
(ignora la necesaria complementariedad de ambos saberes y la importancia del saber pedagógico para el perfil y la práctica docentes)
Considera la educación/ formación como un asunto formal, serio, solemne
(desprecia la importancia de un ambiente informal, relajado, apto para el diálogo, la comunicación, la diversión, el juego)
  Está centrada en el punto de vista de la enseñanza y en el número de horas de capacitación como indicador
(antes que en el punto de vista del aprendizaje: lograr aprendizajes significativos entre los docentes y, a través de ellos, entre los alumnos)
Ignora el conocimiento y la experiencia previa de los docentes
(en lugar de partir de ellos, para construir sobre ellos)
Está orientada a mostrar y corregir debilidades
(antes que a identificar, valorar y reforzar fortalezas)
Es academicista y teoricista, centrada en libros y autores
(desprecia y niega la práctica docente como espacio y materia prima esencial para el aprendizaje)
Se basa en el modelo frontal y transmisivo de enseñanza
(replica la «educación bancaria» : la enseñanza como transmisión de información y el aprendizaje como digestión de información)
Es incoherente con el modelo pedagógico que se propone a los docentes para su práctica
(se les pide promover pedagogías activas, la participación, el pensamiento crítico, la creatividad, que no experimentan en su propio proceso de formación)

* Tomado y adaptado de: Rosa María Torres, Formación docente: Clave de la reforma educativa, en: UNESCO-OREALC, Nuevas formas de aprender y enseñar, Santiago, 1996.  

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